El ministro de Industria y Energía, Josep Piqué, se ha echado un mal enemigo: los mineros. Estos, unos 25.000, temen que el sector desaparezca si se liberaliza el mercado del carbón. Y se han puesto en pie de guerra para defender su futuro. El ambiente huele a huelga general en la minería. Ante el cariz que toman los acontecimientos, el presidente del Gobierno ha obligado a Piqué a negociar con los sindicatos, a lo que siempre se había opuesto.
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