Un año más, el análisis de los PGE 2001 en su Función 54, Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico provoca cuanto menos desilusión: promesas incumplidas, anuncios vacíos de contenido y la realidad de un nuevo ministerio que desconoce los reclamos de los científicos y se dedica en exclusiva a repartir frecuencias. No existe coherencia alguna con los objetivos del Plan Nacional de Investigación, Desarrollo e Innovación Tecnológica (PNIDI) aprobado a finales de 1999, el gasto real de I+D del Estado se mantiene en el 0.27% del PIB (el mismo nivel que en 1987) y, más importante, siguen sin unificarse ni coordinarse las actividades de I+D e Innovación, más allá de meros cambios de fondos de un ministerio a otro.
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