En este trabajo sostengo que el capitalismo tiene una relación contradictoria con las relaciones de género. Por un lado, recupero a Roswitha Scholz, para quien la sociedad capitalista ha generado históricamente la familia patriarcal heterosexual como unidad normal de reproducción de la fuerza de trabajo. Asimismo, y contradictoriamente con lo anterior, la sociedad capitalista tiende a eliminar las relaciones de dominación personal o directa que caracterizan a las sociedades precapitalistas. Este cambio genera las condiciones para una pluralización históricamente inédita de las relaciones de género. El capitalismo, en síntesis, ha mantenido una relación estructuralmente contradictoria e históricamente cambiante con el género. Produce un tipo de dualismo heteronormado y patriarcal que asigna de modo hegemónico las actividades reproductivas a las mujeres y el trabajo asalariado a los varones. Por la otra, da lugar a un nexo social que hace posible el cuestionamiento del propio dualismo heteronormado de género.
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