El diálogo que Tomás de Aquino establece con Aristóteles es especialmente fecundo en particular en relación a la recepción que realiza el primero de la tradición grecolatina recibida por el segundo y en cómo logra integrarla con la teología cristiana medieval. La motivación para explorar esta conversación e incidir en las representaciones literarias que Homero realiza sobre la piedad y la caridad es la siguiente: el análisis de la literatura homérica nos permite observar la vigencia de sus temas, su perenne papel en la actual —y muy necesaria— reflexión en torno a las distintas virtudes y/o tendencias del carácter a las que el ser humano debe disponerse en cuerpo y alma, virtudes que, a su vez, son esa levadura social que mencionábamos en tanto que repercuten en la configuración de las relaciones sociales entre personas.
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