La relación cambiaria se caracteriza por las notas de formalidad, literalidad y abstracción del título cambiario. Tales rasgos están estrechamente vinculados con su vocación de circulación, siendo aquellos requisitos necesarios para preservar la seguridad en el tráfico mercantil, estableciendo mecanismo de protección que no operan en otras instituciones jurídicas, como pudiera ser la cesión de créditos. La confianza del tercero, en su condición de tenedor del título valor o endosatario, se asienta en la seguridad de que ha de atender únicamente a los extremos recogidos en el propio documento cambiario, sin preocuparse de posibles vicisitudes acontecidas en el negocio jurídico subyacente que dio origen a la emisión del cheque, letra de cambio o pagaré. Ahora bien, dicha objetividad o abstracción pierde su razón de ser cuando el título no ha circulado, constituyendo las partes de la relación cambiaria los mismos sujetos que conforman la relación negocial causal. Siendo así es claro, pues la ley expresamente lo advierte, que cabrá oponer al acreedor no únicamente las excepciones cambiarias que deriven del propio título, sino también las excepciones causales, derivadas del negocio jurídico de fondo. Del mismo modo, en esta relación inter partes, queda también relativizada la literalidad del título, debiendo primar la voluntad de las partes en el contrato de entrega de títulos. De esta suerte, la omisión de la antefirma acompañando a la rúbrica del representante que emite o acepta la obligación de pago, pese a la apariencia literal, no tiene por qué significar que se obliga a título personal, siempre que se observen una serie de requisitos.
The exchange relationship is characterized by the notes of formality, literalness and abstraction of the exchange title. Such features are intricately linked to its vocation of circulation, being those requirements necessary to preserve security in commercial traffic, by establishing protection mechanisms that do not operate in other legal institutions, such as the assignment of receivables. The confidence of the third party, in his/her capacity as holder of the security or as the endorser, is based on the certainty that he/she will only have to respond for the points set out in the exchange document itself, without worrying about possible vicissitudes in the underlying legal transaction that gave rise to the issue of the cheque, bill of exchange or promissory note. However, such objectivity or abstraction loses its reason for being when the exchange title has not circulated, thus being the parties to the exchange relationship the same subjects that make up the causal business relationship. This being so, it is clear, since the law expressly warns about it, that not only the exchange defences deriving from the title itself, but also the causal defences, deriving from the underlying legal transaction, may be raised against the creditor. In the same way, in this inter-party relationship, the literalness of the exchange title is also relativized, and the will of the parties in the contract for delivery of the exchange titles must prevail. Thus, the omission of the pre-signature accompanying the signature of the representative who issues or accepts the obligation to pay, despite its literal appearance, does not necessarily mean that he/she is bound in a personal capacity, provided that a number of requirements are observed.
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