La intención de este artículo es poner de relieve la importancia de la figura de María en la vida eclesial de hoy, como mujer real y concreta. Con ello no se reclama para María la centralidad que corresponde totalmente al reinado de Dios, vivido y proclamado por Jesús, el hombre concreto e histórico, el Cristo confesado en la fe. Sí que se reivindica una mayor y mejor acogida de los humano-femenino que ella representa en nuestra Iglesia. La profesora León Martín trata de hacerse eco de la sensibilidad que muestra la cultura actual hacia el dato antropológico, sin minimizar un ápice el criterio teológico-antropológico universal al que la mariología se dirige de manera absoluta.
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