Siempre ha habido autores marxistas con dificultades dentro de sus organizaciones políticas de militancia por practicar acercamientos a la religión. Sus reflexiones sobre el fenómeno religioso les facilita tanto una profundización de la propia concepción marxista, como la percepción de sus insuficiencias internas. La constatación de la falta de respuestas plenamente satisfactorias ante determinadas cuestiones humanas, posibilita a muchos de ellos una reconsideración crítica del marxismo. Y eso les obliga a incluir, como objeto de reflexión, problemas que siempre han tenido un tratamiento central en la experiencia cristiana. El presente trabajo pretende sintetizar los principales argumentos expuestos por las figuras más destacadas del diálogo cristiano-marxista. Otorga un protagonismo especial a quien fue un paradigma de todas ellas: Alfonso Carlos Comín.
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