En nuestro laboratorio, desde hace varios años se vienen realizando numerosos ensayos con una cepa del hongo Trichoderma harzianum. Estos experimentos nos han demostrado el fuerte potencial antagónico de esta cepa que fue aislada en el año 1998 de una muestra de maíz nacional y seleccionada por sus excelentes resultados en los bioensayos preliminares.
Las especies de Trichoderma son importantes como agentes de biocontrol (Wainwright, 1995) y, el género en sí, es uno de los de mayor potencial para el control de las plagas que afectan a la agricultura (Santamarina y col., 2001). Distintos autores han referenciado su utilización como antagonista de otros hongos (Stirmanova, 1994; Bruce y col., 1995; Jijakly y Lepoivre, 1995; Latorre y col., 1997; Thrane y col., 1997; Santamarina y col., 2002; Bari y col., 2000; Bunker y Mathur, 2001) y, aunque se le atribuyen varios mecanismos de acción, cabe destacar la competencia por espacio o nutrientes debida a su capacidad de colonizar rápidamente. No obstante, el efecto principal de Trichoderma es por hiperparasitismo (utilización del patógeno como alimento para su antagonista), aunque algunas especies y cepas pueden producir metabolitos bioactivos que incremente su acción (Fernández-Larrea, 2001). Diversas especies de este género se utilizan para el tratamiento de semillas (Harman y col., 1989; Das y Hazarika, 2000; Samaniego y Gamez, 2000), e incluso contra hongos que causan la degradación de la madera (Canessa y Morell, 1996).
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