El botecito de líquido blanco parecía destinado a no separarse de las máquinas de escribir para corregir los inevitables fallos en las serias cartas que viajan entre despachos. Pero TBWA-GC ha hecho una pirueta en el producto y lo convierte en protagonista de una carta de amor, en el inesperado cómplice de una chica abandonada por su novio. La película, con un presupuesto "ridículo" para las cifras habituales, ha sido la última gran sorpresa de la publicidad española: Un león de Plata de Cannes, un sol de oro de San Sebastíán y el Gran Premio de los Delegados del mismo festival avalan un spot que es, ante todo, una idea.
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