18 de septiembre de 1868, cuatro fragatas y nueve buques con los generales desterrados en Canarias llegaban a la bahía de Cádiz, a los que se unía el general Prim que había venido desde Inglaterra. Contaban con la complicidad del brigadier Topete, responsable militar del puerto. La tripulación al grito de ¡Viva la libertad! era la señal del inicio de la Revolución. Los generales sublevados enviaban un mensaje a los españoles: “Acudid a las armas, no con el impulso del encono, siempre funesto, no con la furia de la ira, siempre débil, sino con la solemne y poderosa serenidad con que la justicia empuña su espada. ¡Viva España con honra!”. Se enfrentan en Alcolea el ejército sublevado al mando del general Serrano y el leal a Isabel II al mando del general Pavía, siendo este derrotado. Entra en Madrid, Serrano; la Revolución ha triunfado.
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