A partir de un estudio etnográfico en profundidad, Franquesa analiza la transformación del centro de Palma de Mallorca. El libro hace tres aportaciones teóricas relevantes. En primer lugar, la idea de que los actuales procesos de rehabilitación en las ciudades se enmarcan en un cambio histórico en la forma de producir el espacio. En segundo lugar, la noción de que el Estado, mediante el urbanismo, tiene un papel fundamental en el proceso. Finalmente, que lo que sucede a escala local no son meras consecuencias sociales de procesos económicos que ocurren en un plano abstracto, sino que estos procesos se producen siempre localmente. El libro muestra que la mercantilización de la ciudad se articula inevitablemente con una despolitización del espacio vivido.
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