La turbera del Río Silencio tiene un espesor anormal (14 máximo) para los depósitos de turba en Costa Rica. Los restos de la vegetación observada en 8 pozos de muestreo son predominantemente leñosos y de helechos. Se distinguen al menos 3 ciclos de desarrollo de flora, interrumpidos entre ellos por horizontes de arcilla de origen cinerítico volcánico. En cada interrupción, la flora leñosa decrece y da paso a la colonización de helechos, lo que sugiere una destrucción del ambiente por el efecto de la caída de cenizas. La correlación entre los núcleos de los pozos muestra un complicado paleoambiente con influencia aluvial y formación de lagunas aisladas. La tasa de acumulación de turba fue de 1 m cada 650 a 850 años. Una correlación geográfica y temporal, muestra que las cenizas de los horizontes arcillosos provinieron de grandes erupciones del Volcán Turrialba (situado 35 km al suroeste) 2000 años y 3370 años antes del presente. Las cenizas probablemente fueron arrastradas hacia el caribe de Costa Rica por vientos altos en períodos secos.
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