Se comenta el proceso inquisitorial abierto en 1818 contra Simón de Rojas que fue denunciado por un sacerdote de su mismo pueblo a causa de una conversación que tuvieron y donde el naturalista manifestaba ideas contrarias a las enseñanzas de la Iglesia y próximas a la filosofía y a la ciencia de la Ilustración, así como los pasos seguidos y el desinterés que llega a producir este proceso por las razones que se explican. Tras el comentario se inserta todo el proceso abierto por la Inquisición.
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