Desde sus primeros años de vida le empujó una ambición sin límites. La ambición del éxito. A los 20 años escasos era ya un hombre moderadamente rico, gracias a sus innegables habilidades de vendedor. A los 27 se convirtió en director general de una pequeña agencia que entonces empezaba, Grupo Barro; dos años después era el accionista mayoritario y responsable máximo de la misma. En once años ha conseguido que aquel pequeño estudio se encuentre entre las 25 primeras agencias del país. Fue y, aún hoy, a sus 38 años, sigue siendo, uno de los directivos más jóvenes del sector publicitario español. Fernando Nieto confiesa que no ha vivido otra vida que la del trabajo diario y que desconoce lo que es el placer del ocio.
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