El poder es una condición necesaria (no suficiente) de los sistemas sociales para que las funciones sociales (coordinación y control, producción y distribución) se lleven a cabo. Las élites controlan los canales de poder (las funciones del sistema) mediante leyes, autoridad y fuerza, moldeando valores y comportamientos. Las élites deciden qué, por quién, cuánto, cómo y dónde se produce. En relación con la distribución, las élites deciden quién obtiene qué, en qué cantidad, cuándo y cómo. Qué condiciones necesitan las élites para decidir, tan poderosamente, sobre la distribución. Nuestra hipótesis es que la concentración de poder es una condición fuerte. Cuanta mayor concentración de poder, más desigual es la distribución de recursos y producto. El racismo en Estados Unidos hunde sus raíces en las relaciones de poder que derivan en patrones de poder. De ahí que el racismo se haya convertido en sistémico. Por su parte, las leyes son mecanismos instrumentales para legitimar y validar las funciones del sistema y para la continuidad del poder, la desigualdad y la discriminación. El modelo conceptual de relaciones de poder que proponemos explicaría el racismo sistémico en Estados Unidos como una relación en la que la producción y la distribución están mediadas por la desigual división del poder entre negros y blancos. En este modelo, cuando las leyes se hacen autónomas, tienen el poder de transformar la sociedad. La dirección de esta transformación depende también de la concentración de poder.
Power is a necessary (although not sufficient) attribute of social systems in order system functions (coordination and control, production and distribution) to work. Elites control power channels (hence system functions) on their own interest through laws, authority and force, shaping values and behavior. Elites decide what is produced, by whom, how much should be produced, how to produce and where to produce. Regarding distribution, elites decide who obtains what, in which amount, when and how. The question would be, then, which conditions do elites need to decide, so powerfully, on distribution. We hypothesize that concentration of power is a strong condition. The more the concentration of power, the more unequal the distribution of resources and outcomes. Racism, in the US, lies on power relations, which derive in power patterns within social system. Hence, racism has become systemic. We propose a conceptual model in which power is on the bases of racism as power determines production and distribution. The result is a social system with pervasive inequality (systemic racism). Laws are instrumental mechanisms to legitimize and validate system functions; hence the continuity of power and the deepening in inequality and discrimination. The conceptual model of power relations explains systemic racism in the U.S. as a relation in which production and distribution are mediated by the unequal distribution of power between blacks and whites. When achieved autonomy, laws have also the capacity to transform society. The direction of this transformation depends also on the concentration of power.
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