En su aspecto proyectual, la vocación se descubre, se actúa y se realiza día tras día a través de cada decisión puntual, y con una opción fundamental, global, integral, hasta hacerse omnicomprensiva o integral y definitiva o permanente. La cuestión de fondo, entonces, es que no hay vocación sin opción y no hay opción que no tenga una valencia vocacional. El proceso educativo y toda forma de acompañamiento vocacional tendrán que facilitar el hábito de la consciencia de sí y asegurar el arte de las decisiones coherentes, crecientes y capaces de comprometer todos los recursos de la persona en su construcción cotidiana. El artículo propone algunas perspectivas pedagógicas adecuadas al trabajo educativo.
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