Ha sido en la experiencia religiosa donde la culpa ha encontrado el terreno más fecundo para su desarrollo y crecimiento. La religión constituye el espacio más cómodo para la culpa. El Dios grande, vivo y gozoso lo hemos convertido en un Dios de muerte Y tristeza, en un Dios oprimido Y opresor por obra y gracia culpa. Dios nos ha liberado del pecado y es urgente que liberemos a Dios de la culpa, de nuestra culpa.
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