La experiencia de más de 25 años en UNAF de los Servicios de Mediación Familiar nos han confirmado, como dicen Montalvo y Abelsohn, que el divorcio en sí mismo no es dañino para la familia, siempre que la estructura familiar que se arme después sea funcional, que la reorganización familiar sea adecuada. Los roles de género determinados por la familia nuclear respecto de lo que se espera de los progenitores, así como de las nuevas parejas, van a generar mucha confusión respecto al mapa de funcionamiento de este modelo familiar de Familia Reconstituida. Asimismo vemos que desde la infancia hemos internalizado la familia nuclear como estructura necesaria para alcanzar la felicidad. Por otra parte, hemos de tener en cuenta la importancia del rol maternal en la formación de la identidad femenina, y cómo esto se entrelaza en la creación de relaciones competitivas entre la madre y la nueva pareja del padre. El punto de partida de la familia reconstituida es la pérdida. Pero la nueva familia no sólo deberá aprender a manejarse con esa pérdida, sino con otras pérdidas como pueden ser el renunciar a ser una familia nuclear, pérdida ambigua y por tanto de difícil elaboración. Es por todo ello que para que la intervención con este modelo familiar sea exitosa es importante tener en cuenta que no estamos ante un modelo de familia nuclear cuyo atasco deriva del ciclo vital o el conflicto intergeneracional, sino que es una familia con unas características y unos problemas específicos que se han de afrontar con herramientas y recursos específicos. Es por ello que en el año 2015 UNAF pone en marcha el Servicio de Atención a Familias Reconstituidas, servicio pionero que sigue desarrollándose con éxito en la actualidad.
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