La imagen de la virginidad no goza hoy de una buena prensa. El hecho de haber renunciado a la más bella y profunda de las experiencias humanas podría llevar a una falta de madurez y equilibrio psicológico, cuyos síntomas se manifestarían en una serie de rarezas y comportamientos extraños, al quedar el corazón duro y reseco por una falta de riego afectivo. Cuáles son los requisitos para superar este peligro y las posibilidades latentes y reales de maduración en este estilo de vida son los temas centrales de esta reflexión.
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