Durante la primera mitad del presente siglo, alrededor de un millón de mexicanos constituyeron un caso notable de inmigración en gran escala a los Estados Unidos. Llegaron justamente antes de que la afluencia de extranjeros disminuyera rápidamente, y son un ejemplo de inmigración reciente. En contraste con la experiencia de otros grupos que entraron una o más generaciones antes, el asentamiento de mexicanos ocurrió durante los radicales cambios ocurridos en Estados Unidos a causa del crecimiento económico rápido, la depresión, las dos guerras mundiales y la readaptación a patrones de vida modernos. Los recién llegados del sur tampoco se apegaron a las normas tradicionales de residencia y ocupación. En vez de establecerse en los sectores urbanos e industriales densamente poblados del nordeste de los Estados Unidos, afluyeron a áreas rurales del sudoeste y se ocuparon en la agricultura, la construcción de ferrocarriles y actividades similares. Exceptuados los inmigrantes canadienses, los mexicanos fueron el único grupo numeroso de inmigrantes que tuvieron acceso relativamente fácil a los Estados Unidos por una ruta terrestre. Además, su cultura distintivamente latinoamericana ha dado carácter novel a la historia de la inmigración en los Estados Unidos.
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