Fue muy frecuente en los primeros siglos cristianos vincular los orígenes de las diferentes iglesias locales a uno de los apóstoles o a personas directamente enviados por ellos. En este contexto hay que analizar las supuestas venidas de Santiago y S. Pablo a España, la leyenda de los "siete varones apostólicos" llegados al Sur de la Península, o la tradición de los "Libros plúmbeos" del Sacromonte granadino. Pero no es es necesario recurrir a estas tradiciones para afirmar que el cristianismo llegó a España ya en el siglo I o a comienzos del II: una carta de Cipriano, el Concilio de Elvira y algunas actas de mártires son testimonios suficientes, todos ellos anteriores al siglo IV.
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