Argentina se autopercibe desde hace décadas como un país de clases medias. Es parte del mito fundacional que pervive hasta hoy. El kirchnerismo, como otros movimientos nacional-populares, ha tenido una relación ambivalente con estos sectores: aunque algunos vieron en él un «populismo de las clases medias», estas fueron a menudo consideradas como culturalmente «colonizadas».
Y es de las clases medias de donde surge la fuerza del macrismo, recientemente derrotado en las urnas.
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