Miguel Javier Guelbenzu Fernández
Durante la Edad Media europea se puso de moda algo que podríamos considerar tan descabellado como es utilizar polvo de momia egipcia triturada como remedio medicinal. Se empleaba para tratar un sinfín de afecciones: diarrea, artritis, poliomelitis, reuma, etc. También servía para preparar ungüentos que supuestamente podían aumentar la potencia sexual o evitar el envejecimiento. Se sabe a ciencia cierta que el rey de Francia Francisco I (1494-1547) acostumbraba a viajar con una provisión de polvo de momia. De esta manera, si enfermaba o resultaba herido podría sanar rápidamente gracias a sus “propiedades curativas”. Quizá influenciado por tan importante personaje, años más tarde un rey de Navarra envió a Egipto a su médico personal en busca de tan preciado “medicamento”.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados