El pasado 13 de agosto en Seúl la matemática ira-ní Maryam Mirzakhani fue galardonada con la prestigiosa Medalla Fields, en reconocimiento a sus contribuciones para la comprensión de la simetría de las superficies curvas. El premio ha supuesto su reconoci- miento público y el aplauso de la comunidad científica.
El que se considera el premio Nobel de las matemá- ticas, este año ha tenido varias características singulares. Sumado a la juventud de la premiada (aunque este aspec- to es requisito del premio) y al dato sorprendente de ser la primera mujer que recibe dicha distinción desde el inicio del galardón en 1936 (circunstancia de la que se han hecho eco numerosas publicaciones científicas y algunas reseñas dadas en diarios más comunes), llaman la atención dos aspectos que rodean la noticia, por un lado el lugar de procedencia de la doctora iraní Mirzakhani (haciendo un pequeño guiño a la historia podríamos decir que desde la antigua Mesopotamia vuelven a alumbrar con la ciencia matemática) y, sobre todo, por lo novedoso del trabajo realizado.
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