En el futuro, recordaremos la década anterior como el decenio en el que se admitió que el cáncer y el resto de enfermedades no transmisibles (ENT) constituían un problema de salud y de desarrollo a escala mundial: se celebraron tres reuniones de alto nivel; se presentó un nuevo Plan de acción mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la prevención y el control de las ENT; todos los países acordaron una serie de metas a fin de ayudar a reducir la mortalidad prematura en un 25 % para 2025; la Asamblea Mundial de la Salud aprobó en 2017 una nueva resolución sobre el cáncer, y se incluyeron las ENT en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Han sido diez años de acuerdos y de compromisos.
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