Existe un creciente consenso en torno a la importancia que tienen las emociones tanto en los procesos individuales, como podría ser la toma de decisiones, como en los grupales: desde la participación y el desarrollo de movimientos sociales, a la formación de identidades colectivas. Persisten, sin embargo, tensiones entre las distintas perspectivas teóricas. No hay acuerdo sobre qué son las emociones, sobre cómo podemos estudiarlas, ni sobre el tipo de dinámicas sociales que dan cuenta de ellas. Son tensiones derivadas de las propias tradiciones disciplinares, de su manera de hacerse preguntas y de mirar a la realidad social. Me propongo aquí romper una lanza a favor de un diálogo transdisciplinar, por difícil que éste pueda ser, entre las perspectivas más sociológicas, en el sentido de más estructuralistas, y aquellas más culturalistas de las emociones. Para las primeras las emociones son el resultado de las interacciones entre actores con distinto poder y estatus (Kemper, 1987; Ekman, 1982; Barbalet, 1998 y 2002; Turner 2005), mientras que para los enfoques culturales e historicistas, las emociones forman parte de la urdimbre cultural de una determinada sociedad, y presentan variación histórica al estar sujetas a una interpretación en la que las narraciones y los repertorios colectivos de expresión juegan un papel fundamental (Stearns & Stearns, 1985; Moravia, 1999; Wickberg, 2007; Kleinman & Fitz-Henry, 2007). Las emociones, de la misma manera que todos los procesos constitutivos de la subjetividad, presentan variación histórica, pero sin duda algunas de estas experiencias (vergüenza, resentimiento, orgullo) requieren incluir un análisis que dé cuenta de las formas, históricas también, de desigualdad en una sociedad. Así pues, pese a que estas perspectivas partan de presupuestos epistemológicos y teóricos aparantemente irreconciliables, conviene rescatar la manera en que pueden cuestionarse una a la otra, para incorporar, precisamente, preguntas de investigación de mayor riqueza a la hora de comprender la vida emocional de las sociedades.
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