Hace aún poco tiempo que la deuda pública dejó de ser coto privado para un clan de expertos que encontraban en las emisiones del Estado la clave de una rentabilidad segura para sus ahorros. Con la última campaña sobre letras del Tesoro, creada por publicidad 96, la Administración sigue intentando captar cantidades que ronden el millón de pesetas, aunque para ello los inversores se vean obligados a presionar ante las entidades que las distribuyen. Las cuentas corrientes de alta remuneración, en pleno auge entre los ahorradores, han sido uno de los obstáculos contra los que los creativos se han tenido que enfrentar.
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