Les dio la pájara, quedaron exhaustos. La iniciativa del alcalde de Amsterdam para que los líderes de Europa se lanzaran a una contrarreloj en bicicleta por la ciudad de los canales fue perfecta para fotos y teles, pero agotó las ideas de unos dirigentes empeñados en la unidad política y económica del Viejo Continente, sin ceder un ápice de su soberanía nacional.
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