El Opus Dei le quiere encerrar en un manicomio. Pero Carlos Albás, sobrino del beato Escrivá de Balaguer, parece muy cuerdo. Dice que luchará hasta la muerte contra la Obra que fundó su tío, a la que culpa de todos sus males y desgracias: su familia le ha abandonado y está en la ruina económica. Pero le quedan sus convicciones y la libertad, armas con las que lleva diez años defendiéndose de una persecución que puede acabar en los tribunales.
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