Con inusitada frecuencia, en cualquier tratado de filosofía o teología escolástica posterior al siglo XVI, se encuentra la afirmación de que la sentencia común de todos los escolásticos, salva laa excepción de Durando, afirma, enseña y defiende, con-curirr la Causa Primera inmediatamente a todas las operaciones y a la producción de todos los efectos que emanan de la actividad de las causas segundas.
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