La sonrisa eterna del socialismo español llega a Madrid en olor de multitudes para orquestar su primera cumbre como secretario general de la OTAN. Solana es consciente de ser el político más codiciado para una oposición huérfana, tras el inesperado adiós de su líder carismático. Pero el se niega a desvelar cuáles son sus ambiciones políticas y se limita a su papel diplomático de reformar la alianza
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