Condescender sin pestañear a los caprichos patrióticos del poder político y militar lleva a la caricaturización del periodismo. La llamada guerra preventiva contra Irak concluyó con el triunfo de los autonombrados aliados. Pero la derrota no fue sólo para Saddam Hussein. Los grandes medios norteamericanos, en particular la televisión, también vieron afectados dos de sus elementos fundamentales a los ojos del mundo: su credibilidad e independencia. ¿El motivo?: se olvidaron de hacer auténtico periodismo para plegarse por patriotismo al libreto militar del Pentágono.
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