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Resumen de Sobre la glándula pelviana y formaciones similares en desdentados recientes y fósiles

Miguel Fernández

  • El caparazón pelviano de Dasypus villosus y de otros representantes del mismo género, existen, sobre la línea media, una serie de orificios por los que el animal puede emitir, cuando se halla agitado, unas gotas de un líquido aceitoso y de olor característico. Se trata, pues, de glándulas, las que por su ubicación llamaré en este trabajo «glándulas pelvianas». Órganos de posición parecida existen además en uno que otro representante de órdenes de mamíferos del todo diferentes, siendo mejor conocida la llamada glándula dorsal de Dicotyles (Brinckmann, 1908; Houy, 1910) y de Dendrohyrax (Mollison, 1905).

    En Dasypus el caparazón óseo forma, en su cara interna, debajo de cada orificio, una protuberancia o botón hueco, que encierra una cavidad colectora o cisterna de la glándula. En ella se abren, perforando el hueso de la protuberancia, numerosas glándulas, las que en su mayoría se hallan reunidas en un cuerpo en forma de herradura que rodea la protuberancia ósea de adelante y de los lados. Como veremos, el cuerpo está constituido por glándulas sudoríparas modificadas; pero además se abren en la cisterna glándulas sebáceas de diverso tamaño, y en menor número que aquéllas.

    Me ocuparé en este trabajo, primero de la distribución de dicho aparato en las diferentes especies del género Dasypus, luego de su anatomía microscópica y de su embriología en D. villosus, intentando, por último, una explicación morfológica de las distintas formas de glándulas que lo componen.


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