El conocimiento exacto de los elementos que entran en la composición de los organismos vegetales, tiene doble interés: teórico, estableciendo las relaciones que existen entre los fenómenos de orden químico y los fenómenos biológicos de la planta; práctico, en la aplicación de esos fenómenos á la agricultura y á las industrias que con ellas se relacionan. Pocas cuestiones, sin embargo, han permanecido tanto tiempo en la obscuridad á pesar de muchas décadas de experiencias y discusiones. La química analítica penetra poco á poco el misterio de esa sombra y hoy puede contar entre sus sometidos, próximamente la mitad de los cuerpos simples. En primer término los elementos plásticos de Bertrand, gigantes por su acción, no podemos calificar de otro modo la función por llenar del hidrógeno y del oxígeno al combinarse y constituir la savia que contagia vida á su paso, provocando la actividad celular; el carbono, que unido á los anteriores, forma la enorme falange de los compuestos ternarios: el nitrógeno, esencial de los principios inmediatos que concurren á la generación de las plantas, así como á la reproducción incesante de sus tejidos y desenvolvimiento de sus energías vitales.
No podemos dejar de citar, al lado de estos, otra serie de cuerpos, que al incinerar la materia vegetal, saltan á nuestra vista en cantidad notable, sugiriéndonos la idea de que su presencia en la planta llena un importante papel. Los análisis de esas cenizas nos hablan del azufre, del fósforo, del calcio, del magnesio, del hierro, del potasio.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados