Al hacer el estudio indispensable para preparar mis ediciones del Toba del padre Bárcena, del Abipón de los padres Dobrizhoffer y Brigniel, del Mocoví del padre Tavolini, y del idioma Mbayá recogido de varias fuentes más ó menos incompletas, entre otras, de los apuntes del padre Sánchez Labrador, me convencí de la importancia lingüística de la gran familia Guaycurú, de la cual forman parte los idiomas arriba enumerados, y pude advertir varias especialidades utilizables para la clasificación de las lenguas americanas.Lo primero que había que notar eran las complicadas y numerosas series de articulaciones pronominales que servían y sirven para producir la declinación posesivada de los nombres y la conjugación de los verbos, todo ello mediante un mecanismo de afijos de relación personal, que resultan de ciertas raíces pronominales fáciles de aislar, si se elimina lo superfluo en los pronombres llamados primitivos, pero que tal vez no lo sean tanto si se tienen en cuenta las muchas acreciones con que se alargan, al extremo de formar muchas veces temas complejos que sólo sirven para despistar.
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