Oscar Pérez Zapata, Cecilia Castaño Collado, Arturo Lahera Sánchez, Rafael Álvarez Hernández
Desde la primera Encuesta Europea de Condiciones de Trabajo (1991) crece la evidencia de la intensificación del trabajo en Europa y de su importante influencia en la calidad de vida y salud de los trabajadores. Aunque la literatura internacional apunta a los cambios en la organización del trabajo para explicar esta intensificación del trabajo, los análisis empíricos y estadísticamente representativos son escasos. En esta comunicación analizamos el caso español en la última década, explotando los microdatos de las últimas cuatro oleadas (1999-2011) de las Encuestas Nacionales de Condiciones de Trabajo (ENCTs) que son representativas de la población trabajadora española. Distinguimos dos periodos 1999-2003 (agregando IV -V oleadas: 8938 casos) y 2006-2011 (agregando VI -VII oleadas: 19946 casos) considerando los cambios metodológicos entre 2003 y 2006. Tras diferenciar entre una intensidad de trabajo más mental (cognitiva y emocional) de cuellos blancos y rosas y otra más física, de cuellos azules proponemos una operacionalización de la intensidad de trabajo analizando primero su evolución y diferencias en base a ocupación, género y edad; para a continuación analizar en qué medida la organización del trabajo puede explicar estas diferencias en base a la ocupación, género y edad, utilizando técnicas de regresión logística. Los resultados confirman que la intensidad de trabajo crece un 23% entre 1999-2003 y un 43% entre 2006-11. La tendencia entre 1999-2003 se mueve en el sentido de afectar más a las mujeres, más a los más jóvenes (25-45 años) y más a los más cualificados. En el segundo periodo (2006-11), la intensificación se generaliza mucho más (por sexo y edad) creciendo de forma general en todas las ocupaciones de Servicios, aunque los cualificados con estudios universitarios, el personal sanitario y los mandos intermedios (especialmente las mujeres) la sufren particularmente. Respecto a los condicionantes de la intensificación, pese a los cambios metodológicos y la crisis económica encontramos una importante estabilidad entre 1999 y 2011 que apunta la significatividad de variables clave de la organización del trabajo: además de las asociadas a una intensidad más tradicional (monotonía, tareas repetitivas muy cortas, información/formación insuficiente, no tener oportunidades aprender/prosperar, la falta de control sobre ritmos, la inseguridad) se comprueba una intensidad asociada al trabajo del conocimiento (asociada a la complejidad y atención, multitarea, al uso de ordenadores) donde tanto las exigencias intelectuales como las emocionales son muy importantes. La intensificación de los cualificados, los jóvenes (25-45) y las mujeres en el primer periodo (1999-2003) y de los directivos, personal sanitario y los cualificados en el segundo periodo (2006-2011) se explican por la organización del trabajo. Además de la intensificación del trabajo asociada a una low road, los datos sugieren una intensificación asociada al high road, es decir, la mayor autonomía/empowerment en términos de poder poner en práctica las propias ideas o al aprendizaje también es fuente de intensificación.
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