La subida a la Colegiata de las hermandades de Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores: dilucidar una ceremonia perdida en Osuna

• Autores: Antonio Morón Carmona
• Localización: Calle de la Amargura: historia, espiritualidad, devoción, arte : Actas del Congreso Internacional / Ramón de la Campa Carmona (aut.), 2019, ISBN 978-84-09-16669-5, págs. 611-636
• Idioma: español
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• Resumen

  • La Semana Santa de Osuna tiene en la subida a la Colegiata de la Asunción y el encuentro, frente a frente, de los pasos de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Madre y Señora de los Dolores, el momento más emotivo y esperado por sus devotos en la mañana del Viernes Santo. Dicho encuentro, más que una ceremonia, se produce en el andén del templo y apenas dura los escasos minutos de la revirá del paso de la Virgen ante el paso parado de Jesús. A continuación, el paso de Jesús reanudará su estación de penitencia. Sin embargo, este hecho anual guarda tras de sí una compleja y estrecha relación histórica, pues se trata de dos hermandades diferentes, fundadas en 1576 y 1719 respectivamente, en el antiguo convento de los mínimos de San Francisco de Paula, hoy parroquia de Nuestra Señora de la Victoria. La convergencia entre ambas, nunca fusión, desde mediados del siglo XVIII hasta la década de los treinta del siglo XX, se producirá en diferentes facetas. En primer lugar, en la participación de la Virgen de los Dolores en la estación de penitencia de Jesús Nazareno como hermandad “convidada” y, por tanto, en su Sermón de Pasión. En segundo lugar, consecuencia de la anterior, la financiación de los gastos por dicha participación a cargo de los nazarenos, desencadenará algunas desavenencias. En tercer lugar, la división social de sus juntas de gobierno, acaparando las elites liberales la de Jesús y las conservadoras la de la Virgen, plasmándose en la emulación artística de la primera a la segunda. El fin de esta vinculación económica, cultual y artística y la supresión del Sermón de Pasión por causas desconocidas, ha derivado en el énfasis actual que las juntas de gobiernos y las cuadrillas de costaleros le otorgan a la subida a la Colegiata, más que al encuentro entre sus titulares. El tiempo empleado en dicha subida, que cada año se incrementa, es proporcional al esfuerzo realizado por las cuadrillas en pugna entre ambas, habiendo desaparecido toda presencia religiosa.