Azorín se confiesa pequeño filósofo. Con discurso sencillo y diáfano contempla fenomenolgicamente los pequeños detalles para conocer la idea de las cosas. Le atrae la belleza, se preocupa por la vida, el paso del tiempo, la dimensión estética, afirmando la vida con intensa sensibilidad y el sentimiento de la naturaleza. Cita preferentemente a Montaigne, Schopenhauer y Nietzsche. Siente el pesimismo, la indolencia de la voluntad y la nada, que refleja en el coloquio de los canes.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados