El empleo de un lenguaje positivo por parte del docente produce unos efectos emocionales que generan en los individuos unos pensamientos y comportamientos óptimos para el aprendizaje. Una comunicación positiva eleva los niveles atencionales, memorísticos, motivacionales y creativos, y, por ende, beneficia las dinámicas académicas, produciendo una mejora en el rendimiento de los alumnos. En el presente artículo se comienza con una revisión bibliográfica de las claves teóricas de la neuroeducación, elemento clave para establecer los mecanismos básicos del aprendizaje cerebral, para, a posteriori, estudiar su implicación y aplicación en el ámbito educativo. Análogamente, se revisan las emociones y el lenguaje, finalizando con una reflexión acerca del papel del profesor y su capacidad potencial a través del lenguaje para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje.
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