A partir de un caso de infanticidio ocurrido en la casa de una reconocida médica y activista feminista, este artículo aborda las prescripciones vigentes sobre género, maternidad, honor y emociones en la Buenos Aires de principios del siglo XX. El foco está puesto en la tensión entre la figura y el discurso público de la médica, con un fuerte contenido maternalista, y su reacción ante el crimen ejecutado por quien fuera su cocinera. Se vincula dicha reacción con la compasión, entendida como parte de un lenguaje de clase, y con la posición de la médica como patrona de la infanticida.
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