En el contexto de lo que Julio Aróstegui denominó tortuosa relación del carlismo con el régimen franquista, se produjo un fenómeno poco conocido. Se trata de la lucha armada que protagonizó un sector del carlismo de los primeros años setenta del siglo XX. Fueron los Grupos de Acción Carlista (GAC), cuyas acciones armadas se centraron en Euskalherria, Cataluña, Castilla-León y Aragón. Se dedicaron a realizar voladuras, atracos, interferencias de emisiones de radio o TV con propaganda contra el régimen, atentados contra intereses norteamericanos y proyectos de secuestros de personalidades franquistas y asaltos a presidios. Tuvieron relación con el MIL y colaboraron con la ETA de aquellos años, aunque, a diferencia de éstos, no cometieron ningún asesinato. Muchos de esos militantes carlistas fueron detenidos y torturados o tuvieron que exiliarse, siendo sometidos a consejos de guerra y a juicios ante el TOP, sufriendo condenas en cárceles españolas y francesas. A pesar de que el Partido Carlista -al que pertenecían los GAC-, había evolucionado hacia el socialismo autogestionario con una opción democrática y pacífica, sus abogados les prestaron las ayudas morales, económicas y legales que necesitaron por medio de una comisión de este partido político encargada de sus perseguidos y represaliados.
In the context of what Julio Aróstegui called tortuous relation of the carlismo with the pro-Franco regime, a phenomenon little known took place. It is the armed struggle that carried out a sector of the carlismo of the first seventies of the twentieth century. They were the Carlista Action Groups (GAC), whose armed actions focused on Euskalherria, Catalonia, Castilla-León and Aragon. They engaged in blasting, robberies, radio or TV broadcasting with propaganda against the regime, attacks on American interests and projects of kidnapping of dictatorship personalities and assaults on jails. They had relations with the MIL and collaborated with the ETA of those years, although, unlike these, they did not commit any murders. Many of these Carlist militants were arrested and tortured or had to go into exile, being subjected to war councils and trials before the TOP, suffering sentences in Spanish and French prisons. Although the Carlista Party - to which the GAC belonged - had evolved into self-managed socialism with a democratic and peaceful option, its lawyers lent them the moral, economic, and legal aid they needed through a commission of this political party responsible for their persecuted and reprisal.
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