El mariscal Luigi Cadorna es, sin duda, el militar más controvertido de la historia de Italia. Su nombre ha quedado asociado a la grave derrota de Caporetto más que a los dos años y medio en que, como comandante supremo, contuvo al Ejército imperial austrohúngaro, que era uno de los más poderosos de Europa y nunca antes había sido derrotado por el Ejército sardo (piamontés) o italiano. Cadorna siempre ha tenido más detractores que admiradores tanto dentro como fuera del ámbito castrense y, más allá de sus colaboradores más cercanos durante su estancia en Udine al mando del Ejército italiano y de algunas eminentes figuras del intervencionismo, que siempre lo defendieron y a veces incluso lo alabaron, en general ha recibido pocos apoyos y, con frecuencia, ha sido duramente criticado. Los primeros en darle la espalda, desde los inicios de la campaña, fueron el propio Gobierno y las autoridades parlamentarias. La actitud política de Cadorna, que no consentía la interferencia ministerial en la conducción de operaciones, no estaba bien vista ni entre la clase política que apoyaba al Gobierno ni por la oposición.
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