Este ensayo aporta nueva luz sobre la creación y la recepción temprana de los bodegones del pintor toledano Juan Sánchez Cotán. Se centra en la amistad y la relación profesional del artista con el platero Diego de Valdivieso y con el iluminador de manuscritos Juan de Salazar, ambos registrados entre los primerios propietarios de sus bodegones. El análisis de las obras de estos artistas junto con los bodegones de Sánchez Cotán revela un interés similar por cuestiones técnicas y conceptuales, así como una voluntad compartida por engrandecer sus oficios para demostrar ingenio. El presente análisis sitúa, pues, los bodegones de Sánchez Cotán en el contexto de la experimentación artística y apoya la arraigada hipótesis de que sus primeros clientes apreciaban estas imágenes sobre todo como novedades ingeniosas.
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