La campaña del año 1642 cierra la primera parte de la guerra iniciada el año anterior entre las monarquías española y francesa en Cataluña. Dicha campaña pretendió ser la definitiva para poner el punto final al conflicto abierto en el principado por parte de ambos contendientes, pero acabó convirtiéndose en un punto y aparte de una guerra a la que todavía le quedaba mucho discurso. Toda la campaña militar del año 1642 giró en torno a un centro de atención prioritario: el Rosellón. Aquel año se convirtió para el gobierno de Felipe IV en una lucha desesperada por acudir al socorro de las tres plazas más importantes del territorio, Perpiñán, Salses y Colliure. Pero desde el principio fue una carrera de obstáculos en la que la meta cada vez estaba más lejos de las tropas felipistas y más cerca de los franceses, que acabarían conquistando definitivamente este preciado territorio.
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