No todo iba a ser trabajar en Hacienda y amasar millones en Suiza. El cuerpo tiene otras necesidades y otras inquietudes turísticas, que satisfacían en las paradisiacas playas de Cuba. Tan frecuentes eran sus viajes a la isla, que recibieron el apodo de el clan de los cubanos. Ahora este clan ve cómo la justicia registra sus despachos en busca de pruebas que desentrañen toda la trama de presunta corrupción.
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