El bosque de Brocéliande, un lugar mítico y mágico, está estrechamente ligado al mundo celta, a la leyenda de Merlín, a la materia de Bretaña. Una temática muy alejada de la producción del dadaísta, surrealista y teórico del realismo socialista francés que fue Louis Aragon (1897-1986), antes de la guerra de 1939-1945. Fue este traumático conflicto bélico y el humillante armisticio de junio de 1940 el que llevó a Aragon a escribir un poema con el título de Brocéliande, el nombre mítico de un bosque rico en leyendas medievales que el poeta normando Wace, del siglo xii, mencionó en su obra Le Roman de Rou et des Ducs de Normandie, al referirse a unos caballeros bretones procedentes de la región de Brecheliant que participaron en la conquista de Inglaterra bajo las órdenes de Guillaume le Conquérant. Así describió Wace este lugar mágico:
Une forest mult lunge è lée, Ki en Bretaigne est mult loée ;
La Fontaine de Berenton Sort d’une part lez le perron ;
Aler i solent venéor A Berenton per grant chalor, Et o lors cors l’ewe puisier Et li perron de suz moillier, Per ço soleient pluée aveir :
Issi soleit jadis pluveir En la forest tut envirun, Maiz jo ne sai par kel raisun.
Là solt l’en fi fées véir, Se li Bretunz disent veir.
Et altres merveilles plusors ;
(Wace, 1827 : 143)
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