Los consultores de estructuras generalmente recibimos encargos de edificación que resultan muy parecidos unos con otros, pudiendo llegar a ser a veces monótonos. Recordamos con cariño situaciones peculiares de estos encargos: como cuando encontramos una bomba de la guerra civil o un esqueleto en la excavación. Cuando no sabemos cómo funciona el esquema estructural de un edificio que rehabilitamos, compuesto por viguetas que no están documentadas. O cuando definimos un proceso constructivo muy atrevido y que resuelve un problema de una manera elegante. Llega un día en el que recibimos uno de esos encargos que recordaremos siempre, que cuando se lo contemos a nuestros hijos, sobrinos o nietos, notaremos un brillo en sus ojos que no habrá cuando les hablamos de cuantías o de hormigón armado. En el documento se explican tres historias de ballenas que vivió personalmente el autor, entre los años 2010 y 2017.
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