Resumen de África desde el país de las maravillas: la imagen del «otro» continente
Europa tiene el mal hábito de interpretar África desde una actitud prepotente, y nada madura. Definimos África a través de una serie repetitiva de estereotipos extremadamente alejados de la realidad. Una y otra vez nos equivocamos cuando construimos nuestra imagen de África sin observar, ni analizar, ni valorar. Construimos todo un continente a través de un efecto espejo, a través de nuestra propia imagen, como una triste caricatura que tiene mucho que ver con nuestro dicho «lo que piensa Pedro de Juan dice más de Pedro que de Juan», o como decía Anaïs Nin: «No vemos las cosas tal como son, las vemos tal como somos». Pero cabe preguntarse qué parte de nosotros mismos activamos cuando definimos los estereotipos con que formamos nuestro modelo de África. Los occidentales creemos que ya tenemos la mayor parte de los conflictos personales y sociales resueltos, y cometemos así el gran error de la ignorancia ciega. El precio que pagamos es muy alto: desaprovechamos un inmenso capital cognitivo y de conocimiento que solo podríamos adquirir desde una relación entre iguales que no somos capaces de modelar.
Entender de manera muy práctica el funcionamiento y la lógica de cualquier cultura, en su sentido más amplio, nos hace comprender por qué la noción de cultura es tan importante para las personas como contexto desde el cual extraemos los elementos que nos ayudarán a explicar la realidad, a interpretar nuestra propia existencia y lo que nos rodea o lo que creemos que nos rodea pero no conocemos.
El conocimiento de otros modelos culturales nos permitirá no solo comprender mejor otras realidades, como por ejemplo la africana, sino también aprender de ellas y quizá importar elementos de esos modelos para un mejor funcionamiento de nuestras avanzadas sociedades occidentales, que, actualmente, sufren una importante crisis generalizada.
