A partir de la reflexión sobre tres novelas negras del escritor argentino Mempo Giardinelli: Luna Caliente (1983), Qué solos se quedan los muertos (1985) y El décimo infierno (1997), este artículo da cuenta de la utilización del género policíaco como una forma de recuperar el pasado y salvaguardar la memoria del imperioso culto rendido por el Estado al olvido.
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