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Buildings and monuments are among the most important works of art. But the conception of the arts that emerged in the 18th century, and remained the orthodoxy in philosophy for about two centuries, either excludes architecture from the fine arts or relegates it to the intermediate or decorative arts. This essay addresses this puzzle, assesses the truth in certain formalist doctrines about architecture, and advances the view that works of art are organic unities, i.e. integrated sets of solutions to various problems, some aesthetic and others technical, mathematical, theological, political, etc.
Los edificios y monumentos se encuentran entre las obras de arte más importantes. Pero la concepción de las artes que surgió en el siglo XVIII y permaneció como la ortodoxia en la filosofía durante aproximadamente dos siglos excluye la arquitectura de las bellas artes, o la relega a las artes intermedias o decorativas. El presente ensayo aborda este enigma, evalúa la verdad en ciertas doctrinas formalistas sobre la arquitectura, y avanza la opinión de que las obras de arte son unidades orgánicas, es decir, conjuntos integrados de soluciones a diversos problemas, algunos estéticos y otros técnicos, matemáticos, teológicos, políticos, etc
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